ESPEJOS

Los espejos reflejan: premisa aceptada.

A veces me pregunto qué tan real es ese espectro que se presenta ante mí.

Aparentemente invierte lo que hago. Sin darme cuenta, tergiversa lo que soy.

Finge mis sonrisas, las aplana, y se regocija en dejarme la tarea de otorgarle la tercera dimensión a cuanto veo.

De ahí las distorsiones de la talla, la fealdad, lo inconforme

¿En qué momento firmé un contrato vitalicio para el autoreconocimiento con él?

No me preguntó si estaría dispuesta a acatar la rudeza de sus formas, el deterioro del tiempo, o si simplemente supeditaría mi autoimagen a lo que él revela.

Simplemente es así. ¿De qué otro modo me conocería?


¿Y si él tuviera voluntad y me mostrara cualquier otro rostro, otras piernas, otro abdomen, y no me quedara más alternativa que aceptarlo?

¡Qué bueno que los espejos son sólo objetos!

3 comentarios:

zocadiz dijo...

Que tranquilidad la última frase: Los espejos son solo objetos, sin voluntad ni raciocinio! FIU!
:)

Anónimo dijo...

Sí. Tranquilidá. Veámonos, señorita. Que se le extraña.

Meruti Mellosa dijo...

Sí, son sólo objetos pero no es de ellos de quien hay que preocuparnos, sino de nosotros que los vemos.

A mí me pasa algo muy raro y muy rara vez, en algún punto de mi relación con alguien, con quien sea, he llegado a verlo(a) a la cara y reconocer que a quien veo no es a quien conozco. No sé cómo explicarlo, pero me he dado cuenta que me ha pasado únicamente con la gente que sé que conozco bien. En eso me puso a pensar tu post, gracias.