UN PAÍS DE LOCOS

No sé ustedes, pero a mí me da la impresión de que estamos "evolucionando" a la desconfianza vitae (sí, me invento un término y muy chafita).

Si alguien propone, los demás descomponen. Yo sé que la reforma que propone Calderón no es la única que ha surgido en los últimos años, quizá es un refrito retorcido de otras y además se le puede cuestionar tooodo lo que miles de columnistas y articulistas han dicho. El punto es el siguiente: ¡es hora de reconstruir este país!; no de deconstruirlo. Eso es lo único que hacen los partidos jalando cada uno para su gallinero y no hay nada de filosófico en su heroica repartición del pastel. Intentan parchar y arar parcelitas que al final se pudren por falta de una visión holística y falta de recursos. La Madre Tierra sabe vengarse...

Lo que necesitamos es sacrificar/(erradicar, más bien) la comodidad que nos otorga el ser mediocres, mamadores de recursos, y lo peor: autómatas indiferentes. Ya estuvo bueno de recurrir a Papá Gobierno, de crear partiditos so pretexto de la representación de minorías y usarlos como maquinitas generadoras de recursos, de prospectar candidaturas, pactos con empresarios, abonitos milagrosos a las cuentas bancarias y viáticos inverosímiles por posar las asentaderas un par de días al mes en una curul.

Por eso este país está así: porque nadie ve más allá de sus pobres ojos que parecen estar contaminados de una suerte de estrabismo porque nomás no captan la realidad de manera periférica. Su universo se limita a intereses mezquinos.

¿Cuál es la solución? El sentido común y una narrativa que impulse a esta nación (¿nación?) hacia un futuro menos que desdibujado. ¿Existe un proyecto común? No. Somos un milagro. Pero los milagro se acaban. Si los partidos no dejan de ver sólo sus palomitas por grabar/gravar y no intentan hacer a un lado su afán de pintar al país de un solo color, entonces estamos condenados a lo que ya vivimos: la ingobernabilidad.

¿Por qué no someter a juicio la competitividad de los funcionarios? ¿Por qué no modificar el sistema electoral? ¿Por qué no enfrentar a los monopolios? ¿Por qué no buscarle un sentido a la palabra México?

Espero sus comentarios.

CRÓNICAS DE DESESPERACIÓN

ENERO:
Julia llega al Defectuoso. No tiene casa/cuarto/depa/costal.  Encuentra un letrero en el departamento de Housing y decide vivir con 5 desconocidas. Es práctico, el lugar está literalmente a 2 minutos de la universidad.

FEBRERO: 
Todo va bien. Ya hasta se hacen llamar "las roommies". Unas son dulces, otras muy cabronas, y Julia es la grinch. Parece que será una familia feliz. 

MARZO: 
La cosa está bastante normal. Lo único no normal es que Julia usurpa el baño de una de ellas porque el casero no ha terminado de construir el baño. No hay disputas por eso, hay comprensión.

ABRIL:
"No te pago la renta si no terminas el baño". Palabras chantajistas que Julia tuvo que pronunciar para tener un baño propio. Comienza  a notarse algo irregular en el departamento. Son vacaciones,  así que cada una se va a sus lares.

MAYO: 
Poco a poco la gente se va, -por fin de semestre, fin de contrato-. Se va una. Llega otra. La dinámica cambia. Hay carne asada por el cumpleaños de Julia y el departamento termina atascado gracias a los amiguitos del novio patán de la nueva roomie.

JUNIO:
Ya casi se termina el semestre. Julia recomienda a la  RMF (roommate  mula en el futuro) para que trabaje con ella en OMCIM. Realmente no fue muy eficiente, el trabajo en equipo no existía. Total, el chiste duró dos meses.

JULIO: 
Algo anda raro en el depa: resulta que el casero no es el dueño y le debe todo el año a la dueña. Seguramente las correrán a todas. Parte la regiomontana a su tierra. Después la de Hidalgo.

AGOSTO: 
Julia habla directamente con la dueña. Casualidad, karma, azar, lo que gusten. La Sra. llegó un día de improviso y estaban a punto de darle en la madre a la ventana de la sala para ventilar otro cuarto hechizo. Corrió al chalán. Y se puso al corriente de la cuestión del subarrendamiento clandestino. No era sólo ese depa: ya había hecho el mismo fraude en 5 departamentos más en el mismo condominio.  Ah, el cuarto de Julia es hechizo, hay que aclararlo.

SEPTIEMBRE: 
Julia se muda al cuarto no-hechizo que dejó la roommie de Hidalgo. Ya sólo quedan dos mujeres en el depa, y un hombre hermano de una de ellas que no es Julia. Comienzan a acrecentarse las rispideces. Se determinan días de lavar ropa, y no se respetan. A Julia le pagan con la cuenta de "RMF" y ella siempre niega el pago cuando ya está. Le encanta hacerla esperar una semanita. Como si la vida esperara para pagar.... Julia recibe la primera notificación de la demanda contra el casero. Evidentemente tampoco hay Internet, pero se hace amiga de los vecinos, -sin querer y sin afán utilitario porque lo que quería era negociar el pagar la mitad- y consigue que le den el amado WEP  gratis a cambio de una suerte de soporte técnico y de pasarles toda la primera y segunda temporada de The Big Bang Theory.

OCTUBRE:
Julia descansa. No tiene que bañarse en  los baños comunes de la alberca del condominio. Puede cantar en la regadera bajo el agua caliente salitrosa de Guanajuato.  Lleva 2 meses sin gas, porque la deuda asciende a $16,000 pesos que el pelado del casero tampoco ha pagado. La demanda sigue en suspenso.  Ella mientras tanto, está trabajando en el Cervantino. 

NOVIEMBRE: Julia recibe la orden de desalojo. El departamento ya está en manos de la Sra. Ahora a negociar para que sólo se lleven los triques del pelado (que son casi que tres calcetines roídos) la RMF había pactado intercambiar el depósito que el pelado no pagaría por el refri y la lavadora. Ella ya gastó ese depósito en renta, pero aún así se quiere quedar con ellos, porque su vida no es digna. También le gusta despertar a Julia si ella tiene una cuchara, plato o vaso que ella puede utilizar para darle de comer a los 5 inquilinos que sin pedos ha invitado a vivir.

Eso es lo que hay...

¿Te cae que no “producteas”?

¿Qué es un producto? Según la RAE: cosa producida. Caudal que se obtiene de algo que se vende, o el que ello reditúa. Cantidad que resulta de la multiplicación. Valor de todos los bienes y servicios obtenidos en la economía de un país en un período de tiempo dado.

Como vemos, está íntimamente ligado con verbos como vender, comprar, producir, intercambiar, multiplicar… En ese sentido, no me parece tan loca  la lógica de tener miles y miles de productos en nuestras casas. Si pudiéramos hacer una lista de todo lo que hay en ella, no terminaríamos.

Incluso nosotros somos un producto, ya lo decía Vicente Verdú en uno de sus libros, ahora los sujetos, somos sobjetos, productos, seres con precio, mercancías con sensiblerías incluídas.

¿Qué es el trabajar por un salario?:  ponerle un precio a las capacidades. Nuestro trabajo produce productos, incluso esto que lees es producto de productos intelectuales, históricos, culturales, literarios, sociológicos ad infinitum.

Quizá estemos cansados de tanta campaña anticonsumo, antiproducto, que al final utilizan productos para  denunciar a los malos. Seamos claros, este mundo es tremendamente sistemático, tedioso y causal: todo resulta de otro algo, y ese algo resulta en otro algo.

El problema no es la acumulación de productos, o la obsolescencia  con la que creamos los productos. El problema es el añadido que ponemos a los productos: esa etiqueda de indispensable, de que “todo justifica los medios”. Para muestra, los programas del FMI, del BM, los tratados de libre comercio, donde generalmente el producto es más barato para unos que para otros, y ese adjetivo de libre es un tanto ambiguo.

La economía, países, personas, productos, son una consecución de matrushkas: que  envuelven unas a otras, unas dependen de otras… Yo te doy maíz, y tú me das algodón; yo petróleo y tú aceite; tú títere, y yo titiritero…

¿Tú cuánto cuestas? Me parece una propuesta interesante de Olallo Rubio, aunque no comparto absolutamente su visión. Para que exista una dialéctica económica en la que uno es el que jode, y otro el jodido, ambos deben querer jugar su rol. Entiendo que la economía es sucia, y que la política internacional no es justamente un intento de mantener la paz por la paz, sino  algo así como la paz por medio de “lo que sea necesario”: hambrunas, pruebas de medicinas en humanos, mutaciones, radiación, carrera armamentista, actitudes punitivas en los acuerdos comerciales, esclavismo manufacturero, bla, bla, bla…

 

Tú y yo somos productos, consumimos productos, escribimos productos, vestimos productos… Seamos productos de calidad, compremos productos de calidad, a precios reales, seamos productos autoproducidos —con su inevitable sello de producto antecesor—, no productos producidos por la industria. No me gusta tener código de barras en la frente, prefiero una etiqueta hecha por mi propia mano… ¿Te cae que no “producteas”?...

Synechdoque, New York

Me parece un tanto difícil comprimir el sentido de la película, –y para ser honesta, no estoy muy segura de haberla entendido en su totalidad, y menos aún de si mi interpretación es válida o no- por un lado, creo que la cinta trata, a través de las emociones, anhelos, fantasías y retos de Cotard, de representar a una sociedad y la fatalidad de sentirse absolutamente solo a pesar de estar rodeado de gente, concreto, ruido, encuentros amorosos, etc.

La creación de un Nueva York a su medida, no es mas que el afán de darle un sentido a la multiplicidad de historias que se cocinan cada segundo y que son insoportablemente abyectas, a veces, y muchas otras, inverosímiles. Entiende que el género humano es historia, es puesta en escena sin ensayo previo. El ser humano es insondable, y a veces, reacciona de una u otra manera porque sí, y eso es francamente… desgarrante.

Nos es una película de la que puedes hablar sólo en un sentido. Hay varios hilos conductores: el diario de la hija; el desdoblamiento de los personajes por medio de actores que dicen lo que no se atreven a decir y que fungen como espejos de la realidad interior; las notas a su ex esposa cada vez que va a limpiar su departamento; las revistas que nos dan una noción del tiempo y las acciones de personajes que no están todo el tiempo en escena; la voz que da indicaciones, toda vez que la voluntad no da para más.

No soy una gran crítica de cine, pero me parece una manera innovadora de mostrar lo más deprimente del ser humano: el aislamiento voluntario, el estar anclado en un pasado irremediable, y el no asumir un presente, un tiempo que apremia y no se detiene.

Es patético cómo el protagonista toca fondo una y otra vez, siempre se debate entre la sensiblería y la negación de sí mismo. Ni siquiera fue capaz de morir por voluntad, inercia, enfermedad o azar, lo hizo porque la palabra die retumbó en sus oídos.

Sinécdoque, en términos retóricos es representar al todo por medio de una parte de éste. Cuando él se da cuenta de que ésta figura tiene límites y que no es expansiva al grado de llegar a convertirse en el todo, es cuando ya todo está perdido, cuando todos lo abandonan, y cuando los demás reconocen la intransigencia de Cotard.

Es importante destacar que los personajes son la ironía encarnada, una muestra de actitudes bizarras y no, porque al final, de eso se trata la vida, de toparse con otros que nada tienen que ver con nuestros propios esquemas mentales…

En un ser humano, probablemente se puede representar a la humanidad, pero no a la inversa…

El Conde Consumismo, hijo de Mercadotecnia, “La Grande”

Son  las 8 de la mañana, el celular suena como loco, debe estar en la primera capa de cobijas, o en la segunda, o entre las almohadas. ¡Listo! Odio ese maldito tono preconfigurado de Motorola. En fin.

 Me miro en el espejo, y el rimel que no me quité bien la noche anterior, me ha dibujado unas ojeras dignas de personaje de Tim Burton. Me lavo los dientes, con esa pasta dental que en 14 días promete pulirte tus amarillos dientes hasta enblanquecerlos y opacar el brillo de los diamantes.  Luego hago gárgaras con otro producto que protege contra bacterias, gingivitis, cáncer, diarrea, o no sé qué, pero bueno… es lo que hay.  Giro la perilla de la izquierda, y luego – como todos los malditos días- la cierro para abrir la derecha,  que es la del agua caliente. Me unto un shampoo que es para caspa, la cual se expatrió de mi cuero cabelludo hace al menos cinco años, me enjabono con  un gel líquido que  previene las arrugas –como  si el maldito tiempo pasara en vano-    y al final me seco.

Unos  minutos después, viene la crema para  manos, la crema para cuerpo, la crema para párpados, la base de maquillaje, el rimel,  el blush, el lipstick,  el perfume, el mousse para el pelo, el líquido que abrillanta mis rizos. Espera, antes de ésta lista ritual, tuvo lugar la batalla más mortal a la que me enfrento día con día: qué me voy a poner.

Tengo al menos treinta pares de zapatos, tal vez piensen que es vanidad, pero no, nunca hay que escatimar en eso del buen gusto: unos son más altos, menos, chatos, picudos, abiertos, cerrados, rosas, negros, amarillos, verdes, de esta temporada, de la pasada, parte de la herencia de la abuela, de todo. Y luego escoger qué jeans: si con estoperoles, rectos, entubados, stretch, si falda, si short, si esto, si lo otro. Si uso pashmina, u otro accesorio. Qué aretes, qué pulsera, qué lentes de sol.

¡Alto! ¡Carajo, esto es todos los días y apenas son 8:40! Lo más irónico es que navego con bandera de que no caigo en las redes de la mercadotecnia, que no soy consumista, y que prácticamente vivo al día. Soy una falsa de lo peor.

Para empezar, estudio en la Ibero, donde  hay “gente que cambia el mundo”.  ¿Cómo es que lo cambiamos?- me pregunto. ¿Vistiéndome de diferente color cada día, trayendo la última bolsa que está sobrevalorada al menos en un 600%, manejando un coche que aunque cuesta medio millón de pesos avanza a dos por hora en el tráfico de esta maldita ciudad? No sé, tengo ganas de vomitar, y no encuentro respuesta alguna.

¿En qué momento me volví socia de esta forma de vida? Ya ni la comida está exenta de esto: si compras este cereal, creces fuerte; si compras este otro, tu corazón estará libre de colesterol, y así con todo.

Una maldita manzana con chile cuesta $30 pesos en el Oxxo. ¿Sabes a cuánto le compran el kilo al campesino? No creo que le den ni la quinta parte de esto. Ah, pero falta tomar en cuenta a los intermediarios, y eso, y aquello. De acuerdo. Pero el precio sigue inflado. Lo más gracioso es que entre más caro es algo, siempre lo asociamos con  MEJOR, y no necesariamente.

Que el señor Karl Lagerfeld es creativo, sí, pero una maldita bolsa no cuesta $60,000 pesos. Para empezar, él no la cosió, ni  te la llevó a tu casa, ni nada de eso. Hizo un diseño, unos pobres chinos, -indios, mexicanos o cualquier genticilio tercermundista- lo reprodujeron por montones, y ahí vas de listo, a enriquecer a la casa Chanel, mientras que hay familias que eso es lo que pueden juntar en dos años de trabajo, partiéndose el lomo, mientras que tú deslizas una tarjeta de crédito, esa llave al paraíso del consumo, e infierno de intereses que nunca cesan.

En el mundo deben existir diferentes clases, para que las de arriba sobrevivan- me dirás. Puede ser. Lo que no puede ser es que lo innecesario y accesorio ahora sea motivo de depresión. ¿Qué es esa mariconada de que si no tengo tales tenis no soy nadie?

Ya estuvo bueno de que me digan cómo vestirme, dónde estudiar, dónde comer, dónde divertirme, qué es lo óptimo, qué lo rentable, qué lo esto y aquello.

Los mercadólogos son unos abogados del Diablo, y el Diablo mismo, y nosotros unos esclavos de las pasiones que nos proponen. 

Si hoy puedes caminar por cualquier calle de la ciudad sin sentir un poco de repulsión por la disparidad que hay, tal vez estás – o estoy- muerto en vida, en la vida consumista que oprime, seduce, doma, “enaltece”, y nos sodomiza, eso que ni qué…

PUTO





PUTO: Lo escuché claro, con un coro y furia que una centuria habría envidiado. "México" se unía para una causa común: apacigüar a los gringos con un sonido bisílabo y escalofriante. Me causó una especie de revoltura de estómago.

Seguí sentada frente a la computadora, en mi oficina; mientras maestros, secretarias y alumnos se entretenían  viendo  el partido más sublime antes del mundial.

No podía dejar de pensar que esa efusividad era un montaje para ensalzar el SER patriótico inexistente de nuestro pueblo. 

Abucheos, luego, un gol. La multitud estaba volcada fuera de sí. Y entre cantos angélicos, y querubines bañados de testosterona y sudor, la voz del perro Bermúdez -cómo lo detesto- alababa a la docena mexica.

Insisto, no estaba viendo el futbol, tan solo escuchaba lo que sucedía a unos 15 metros. 

Quería apagar mis oídos, pero era imposible, la porra era como una aguja taladrando mi cerebro, como una migraña de esas que no le deseas ni al diablo.

"¡Remate!"

Estuve a dos, ¡qué digo!, a nada de salir  a apagarles su maldita televisión. No soy amargada. Tampoco detesto tanto el futbol. Simplemente, no estaba de humor,  en el fondo, lo que me reventaba no era el partido y el teatrito, sino esa maldita actitud de "todos somos hermanos y hoy, todo se vale". Ni los hippies se jactaban de tanto.


El caso es que no me sentí parte de ese TODO escurridizo que se aglomera en  peldaños, agita las manos, orina al de enfrente,  organiza cánticos absurdos, y hace metafísica del balón.

Ni aliento tuve para seguir escuchando el resto del  partido.  Cerré la puerta, me puse unos audífonos, y ni siquiera escuché otra cosa.

De cualquier manera, sabía que mi novio me diría el resultado, o al menos,  si no lo hacía, su tono de voz delataría el pecadillo de regocijarse junto con un pueblo que detesta...

DE NUEVO A CLASES


Hoy comencé  el séptimo semestre de mi carrera. Se me ha ido volando, mejor sería que ya estuviera fuera, pero desgraciadamente estamos supeditados a los malditos tiempos escolares.

Al parecer este semestre pinta bien. Sólo he ido a una clase, y aunque la mercadotecnia no me fascina, el español que da la clase, es muy simpático y olvidadizo, lo cual me conviene. Asumo que será una de esas materias que son descanso y no martirio.

Mañana empieza la verdadera friega. Estaré en la Ibero de 9 a 8. Es prácticamente firmar mi acta de suicidio en martes, jajaja...


ESPEJOS

Los espejos reflejan: premisa aceptada.

A veces me pregunto qué tan real es ese espectro que se presenta ante mí.

Aparentemente invierte lo que hago. Sin darme cuenta, tergiversa lo que soy.

Finge mis sonrisas, las aplana, y se regocija en dejarme la tarea de otorgarle la tercera dimensión a cuanto veo.

De ahí las distorsiones de la talla, la fealdad, lo inconforme

¿En qué momento firmé un contrato vitalicio para el autoreconocimiento con él?

No me preguntó si estaría dispuesta a acatar la rudeza de sus formas, el deterioro del tiempo, o si simplemente supeditaría mi autoimagen a lo que él revela.

Simplemente es así. ¿De qué otro modo me conocería?


¿Y si él tuviera voluntad y me mostrara cualquier otro rostro, otras piernas, otro abdomen, y no me quedara más alternativa que aceptarlo?

¡Qué bueno que los espejos son sólo objetos!

VOTO EN BLANCO

Voto blanco: Prácticamente todos los periódicos han dedicado una columna, o una entrada al tema. Yo, lo que rescato, es que no es un desperdicio, el sufragio es efectivo siempre y cuando exista una representatividad real. ¿La hay? Si la hay, es un desperdicio, si no, no lo es.
Me quedé con ganas de leer esa novelita de Saramago. Ya que la lea, comento el punto.

Algo más efectivo que el voto blanco, sería una bomba que eliminara a cuanta persona sin sentido común camina por las calles y trabaja en oficinas.

Si anulamos el voto, de todas maneras alguien ganará. Es repudiar al sistema, sí, pero tampoco es solución. ¿Quién sabe armar bombas? Jajajaja...

¡Lo que hace la desesperanza!

EL AMOR DE LA A A LA J

Te das cuenta de que amas a alguien cuando:

a) Se te olvida despertarte, pero despiertas al otro.

b) Prefieres las orillas duras del queso, para que lo fresco termine en otro estómago.

c) Ya no sabes de qué color tienes los ojos, has traicionado a los espejos, y prefieres asumir que el otro los describe mejor que el reflejo. Hasta puedes ser poseedor de las pestañas que sostienen al mundo.

d) Despiertas con dolor de espalda porque aunque duermes solo, respetas los límites del territorio de la cama del fantasma que te acompaña.

e) Comienzas a tener respuestas pavlovianas cada vez que suena el celular.

f) Ya no escuchas música, escuchas ópera... jajaja...

g) Cambias de productos lácteos, cereales, embutidos, todo porque un duendecillo te "sopló" las bondades que poseen.

h) Cuando no sabes qué decir dices: .

i) Si estás en el messenger con el dueño de tus berrinches, es probable que si otra persona te habla, (interrumpe y te confundes) piense que eres demasiado cortés, o muy pintacuerno, porque le dices "amor, mi vida" o palabras dulzonas.

j) Aquí terminan los puntos, porque así empieza su nombre...

SEIS LIBROS

Tomé seis libros al azar: dos me cautivaron, uno me atravesó la espina dorsal y paralizó cuanta actividad neuronal había programada para los próximos setenta años. El fin.

Quien escribe no soy yo, ¿o lo soy? ¿entonces, no fue un libro tan genial? ¿quise burlarme de la vida? ¿es en realidad lo magnífico del libro: la ironía de no poseer nada y no esperar más, el engaño de la genialidad, la pretensión de la superación de los deleites, el espasmo que no me deja respirar, el seguir aquí y tener tres libros más por abrir?

La vida nos cachetea con calcetines de nada.

Buenas noches,

A mí, la influenza no me mata, me droga.

Hoy me sorbí una buena porción en el metro, ¡salud!

BASURILLAS

Odio el viento que te bombardea los ojos con basurillas.
En realidad, sólo odio a las basurillas.
Son molestas, irritan los ojos.
Por si fuera poco, se envuelven de lagañas, y se bañan de lágrimas.
No les basta con invadir la superficie córnea, corren en ella, se deslizan.
Son ingobernables, como este país y muchos otros.
¡He descubierto el hilo negro!
Somos basurillas.

PRESAGIO


No recuerdo si es o no el título de la película que vi ayer. Tal vez sea Premonición. No lo sé, soy mala para recordar los títulos de las películas. Sale Nicolas Cage, eso sí lo puedo afirmar.


Si alguien tiene interés por ver efectos especiales trágicos y apocalípticos, no se la puede perder.


Lo que más me gustó, y lo que aplaudo, fue el casting. La niña Lucinda, es espantosa, perfecta. La expresión de depresión de Cage (porque no recuerdo su nombre en la película) es muy realista. Creo que cualquiera que ha pasado por eso, se identifica con la mirada perdida, los sentidos dispersos, y la desgana absoluta.


Si quieren reconstruir el accidente de Mouriño, tienen que verla. Un avión se estrellará a unos metros, verán gente quemándose, el estruendo del impacto, etc.


Y bueno, el final es sugestivo. Cada quien interpretará el sentido dependiendo de sus creencias...
P.D. La imagen la busqué al final de la nota, y sí, el título estaba bien...

LA DEPENDENCIA

Esta semana he dormido poco. En unas horas ajustaré cuentas con mi cama. Tendrá que soportarme todo lo que no lo hizo esta semana.

Las vacaciones fueron una oda al ocio, lo peor es que ni siquiera fue un ocio edificante, de ese que te deja un buen sabor de boca. No. Simplemente reposé mis carnes, ejercité el abdomen con jugosas cantidades de risa, y me limité a escuchar las historias de familiares que hace cinco años no veía. Me llevé muchas sorpresas: la prole se ha reproducido exponencialmente. 

Ahora mismo estoy en la oficina haciendo unos mapas mentales para una ponencia que hará mi jefe en Seattle el fin de semana. En la tarde comeré con Tania, que hace casi un año que no veo, y en la noche veré a mi amado, a quien extraño en grado sumo. 

ELEFANTES ROSAS


Quizá todos hemos utilizado el término elefante rosa para decir que algo no cuadra con la realidad, que alguien vive en los sueños, o cosas semejantes.
Tendremos que replantearnos el uso de tal término, pues sí existe el dichoso elefantito.

Hace unos días salió por ahí esta nota del elefante rosa, al parecer es albino. A mí me parece color camote y no rosa, no sé qué opinen.
¡Qué porquerías! Si seguimos así, al rato muchas de mis frases se invalidarán. Malditas mutaciones genéticas. ¡Carajo!


EL TRÁFICO


Mi novio pasó más de cinco horas en el Periférico ayer. La distancia no amerita tal tiempo: de la Unam al principado de Satélite (así es como gusta llamarlo).

A veces me pregunto por qué odia tanto la ciudad. Y creo que cada vez lo entiendo más.

Algo sucede con la gente cuando pasa demasiadas horas al día al volante.
Comprobar ortografía
Sospecho que te desilusiona escuchar tu música favorita. El aire acondicionado ya no es brisa en medio de la cocción asfáltica. El paisaje se vuelva aún más ruin de lo habitual. Los grafitis, ya no son grafitis, son letras que te persiguen, o monstruos que se burlan de tu cárcel hecha de paredes de automóviles.

Mis condolencias para todos aquellos que sufren los estragos del tráfico. Yo no me puedo quejar, vivo a 5 minutos de todo lo que necesito, a excepción de la casa de mi amado...


**Foto patrocinada por JM desde el Periférico (otro día de tráfico y no ayer). ¡Bendito Iphone! Ahora uno puede evidenciar el entorno del otro en segundos.

MAGDALENA

Magdalena jugaba con sus cabellos. Le gustaba imaginar que en ellos sostenía al mundo, que sus dedos eran quienes esparcían los aromas más extraños por las montañas, y sus danzas: esos minuciosos y delicados vaivenes dactilares, le devolvían la música a los oídos sordos.

Un día, después de muchos de no haber jugado con ellos, intentó que la Luna la obedeciera otra vez, le pidió que adornara la Tierra. Fue en balde. Ni siquiera contestó.

No comprendía a dónde habían ido sus hilos de dominación. Sólo recordaba una palabra que jamás había escuchado, la había visto en un letrero, a la entrada de la sala donde se encontraba: oncología. Sonaba a algo interesante, pero prefirió nunca preguntar qué era. En realidad no fue una decisión, era tan poca la energía que le quedaba para vivir, que olvidó que había olvidado preguntar.

Pasaron los meses, y Júpiter, volvió a jugar con la Tierra. La Luna, le perlaba la frente con sus polvos. Y sus cabellos rubios, sedosos, más frágiles pero contundentes, seguían siendo la extensión del titiritero: una Magdalena de 9 años de edad.

DE PULQUERÍAS Y CANTINAS

El fin de semana visité un par de cantinas y pulquerías.
No tengo ganas de probar pulque nunca más.
El saldo: pocas ganas de la misma sensación.
La ganancia: el conocimiento de la compasión de quien me ama.
El justo medio: no se deben mezclar los azúcares y los alcoholes.
La duda: ¿qué tan grande es la Alameda?
El chiste: El anonimato es desolador, pero consuela, a veces.
La risa: de mí misma.
El dolor: de quien soy cuando no soy.
La jugarreta: no pasa nada si pasa.
El resultado: ¡Qué bello es el Centro Histórico!

Speculum al joder

Ayer me reí mucho. La causa: Modelos literarios medievales.

Después de haber analizado el libro de Buen Amor, del Arcipestre de Hita, y comenzar con el Amadís de Gaula, y estar en el "mood" medieval, no podían faltar los datos culturales/curiosos de la Dra. Gloria Prado (a quien estimo y admiro).

Cuando escuchamos Edad Media, siempre nos suena a Inquisición, quietud, vida cortesana, clérigos transcriptores, etc. ¡Ah! y por supuesto, una religiosidad "impecable", o visto desde otra esquina: una hegemonía católica, con pinceladas luteranas, calvinistas, jansenistas, y otras que ensombrecían un poco el mapa territorial/dogmático en juego.


En fin, eso es lo de menos.

La risa, esa que siempre está para ayudarnos a ejercitar unos cuantos músculos, brotó.

En la Edad Media, no sólo se hablaba de Dios, del hombre, de lo sublime. No, también se hablaba de lo cotidiano, del sexo mismo.

Speculum al joder.

Un libro del siglo XIV, originalmente escrito en catalán, con herencia árabe, (como es de suponerse) que nos ilustra acerca de la higiene sexual. (Eso en los primeros capítulos, recordemos la censura)

El contenido (no memoricé los capítulos, pero sí dejé escapar una sonrisa burlona cuando los escuché):

Recetas para incrementar el tamaño del miembro, cómo curar llagas y ámpulas, tipos de miembros, clases de mujeres, cómo lograr que la mujer llegue al deseo (orgasmo), qué posiciones aumentan el placer, etc.

*Hay que tomar en cuenta que la mujer siempre debía estar supeditada al hombre. (En esa época, entonces, siempre iba abajo)

Como vemos, la sexualidad siempre ha dado de qué hablar, lo que vemos en portadas de revistas, periódicos, etc., no es nuevo.

Les copio unas líneas, no se escandalicen:

De cómo encender el deseo de la mujer.



"...cógela, extiéndela y ponle las rodillas a la altura de la ingle; con una
mano tómale las suyas, mientras que con la otra apriétale el coño, retuércela y
pellízcala hasta que grite, se rebele o se queje. Así le encenderás el deseo de
joder, pues de este modo se calienta y le viene el deseo de yacer con el hombre”

Sed

Tengo sed de melancolía,
melancolía sedienta de recuerdos,
recuerdos que no se borran y que se desdoblan
quien se desdobla miente,
todos mienten...
¿Quién posee la verdad, entonces?

Nadie contestó.

BOSQUE Y SUSURRO

En el bosque, se ahogó el susurro

el susurro, se anidó en el bosque

el bosque y el susurro,

el bosque y el susurro,

¿A dónde, a dónde?


El viento caza susurros

los lleva a mitad del bosque

el agua los baña cuando pasan,

cuando pasan envueltos de aire.

El susurro no está sin el bosque

sin el bosque el susurro no nace

sin el agua, el susurro no vuela

sin el viento, el susurro revienta...


DE TOUR POR LA CIUDAD

Uno se sube al metro, y ve de todo: pesadez, angustia, cansancio, alegría, sudor, hasta los olores se ven.

Llegué al Palacio de los Deportes, esperando analizar algún fenómeno del espectáculo que suele prometer mucho, y al final, siempre desemboca en la nada, en la vaciedad más absoluta: sexo barato.

El costo de esas entradas es de $200 pesos. Creo que es mejor caminar por Tepito, y uno observa exactamente lo mismo: juguetes sexuales, prostitutas con chancro, travestis con trasero del tamaño de una sandía (¿Cómo es que logran sentarse?).

No gasté mis pupilas ni mi afán de escrutinio. Volví al metro, junto con Héctor (un compañero que mide 2 metros), y decidimos vagar por el centro de la ciudad.

Fuimos a la Feria del Libro del Palacio de Minería. Hay buenos libros. Me quedé con ganas de comprar algunos, ya que tenga dinero, lo haré.

Otra vez tengo gripa, ¡maldita sea!

Reanudación del espacio

Estimados lectores, perdón por la desconexión con este espacio. Ya pasaron las vacaciones, las fiestas, las carteras vacías y los bolsillos llenos de tickets por pagar... Feliz inicio de año.

Últimamente he andado de un lado a otro, de ciudad en ciudad, de colonia en colonia, de casa en casa. Incluso he pasado 7 horas en un sólo día en camiones urbanos y metro. (Todo sea por JM)

Por fin me he instalado en mi cuchitril, (en el que viviré este año). Todo marcha bien. ¡Salud, vida!

Hoy leí "Señora de rojo sobre fondo gris" de Miguel Delibes. Quien me dio el libro, tenía razón: podría ser mi caricatura o yo ser la caricatura de la protagonista, ya no sé...

Lo que sí sé, es que por fin estoy en mi amada ciudad, rodeada de edificios, ruido, smog, y mucho asfalto por pisar, por recorrer con mi pie izquierdo que sigue causando molestias de vez en vez...

Nos vemos pronto...