Siento dar el siguiente comunicado: Tengo unas ganas inmensas de cachetear a mi hermano.
Después de salir a despejar los ánimos, de dar gloria al creador en la instancia dominical, ejercitar los músculos de mis mejillas gracias al musical "Mamma Mia", y festejar a mi hermana Lorena; llegué a casa, a un lugar específico.
Eso es irrelevante a fin de cuentas. De pronto una frase golpeó tan fuerte mis tímpanos que ni un concierto de rock que tuviese sus bocinas a un decibelaje estruendoso lo habría superado.
"Mamá, Pollo (el cuarto de mis hermanos) chocó, y como no traía licencia ni nada (hace 3 semanas cumplió 18), le dio la lap de Yuly al señor como garantía de que después le pagará el golpe." - dijo Jorge ( mi séptimo hermano)
En mis entrañas algo se precipitó. Ya no tenía computadora, mi mente a la par se vió saturada de preguntas: ¿el imbécil le pidió los datos al dichoso sujeto?; ¿en qué momento decidió que tenía el poder de decidir sobre mis pertenencias?; más aún ¿y si la pinche computadora no vuelve a mis manos?...
Así estuve durante unos 10 minutos... Y por alguna extraña razón, tome una postura un tanto estoica. Asumí la realidad: ya no tenía computadora, lo peor es que mis escritos de quizá unos tres o cuatro o más años estaban ahí. Justo esta semana pensaba subir material a este espacio cibernético que después de tanta desidia me animé a activar. (Admito que en gran parte el empujón se lo debo a una materia)
Alzo la voz para que mi computadora vuelva: mis fotos, mis poemas, mis canciones, mis ensayos: todo estaba en ese pedazo de metal con microchips. Lo sé soy una idiota por no respaldar mi información. Más idiota aún, los borradores en papel escritos por mis dedos carcomidos por la ansiedad, los quemé hace unos meses porque decidí que los árboles no pagaría más la cuota de mi pluma aprendiz...
Desdichada de mí...
¡Basta de martirio mental! Quizá Pollo no fue tan imbécil y si tomó los datos del señor. En realidad la pobre computadora ya no vale ni $5000 pesos, y eso que hace 3 años me costo más del triple... El punto no es el valor material, lo verdaderamente valioso es que ahí vacié mi dolor, mis alucinaciones, y el poco bagaje cultural que poseo...
Después de salir a despejar los ánimos, de dar gloria al creador en la instancia dominical, ejercitar los músculos de mis mejillas gracias al musical "Mamma Mia", y festejar a mi hermana Lorena; llegué a casa, a un lugar específico.
Eso es irrelevante a fin de cuentas. De pronto una frase golpeó tan fuerte mis tímpanos que ni un concierto de rock que tuviese sus bocinas a un decibelaje estruendoso lo habría superado.
"Mamá, Pollo (el cuarto de mis hermanos) chocó, y como no traía licencia ni nada (hace 3 semanas cumplió 18), le dio la lap de Yuly al señor como garantía de que después le pagará el golpe." - dijo Jorge ( mi séptimo hermano)
En mis entrañas algo se precipitó. Ya no tenía computadora, mi mente a la par se vió saturada de preguntas: ¿el imbécil le pidió los datos al dichoso sujeto?; ¿en qué momento decidió que tenía el poder de decidir sobre mis pertenencias?; más aún ¿y si la pinche computadora no vuelve a mis manos?...
Así estuve durante unos 10 minutos... Y por alguna extraña razón, tome una postura un tanto estoica. Asumí la realidad: ya no tenía computadora, lo peor es que mis escritos de quizá unos tres o cuatro o más años estaban ahí. Justo esta semana pensaba subir material a este espacio cibernético que después de tanta desidia me animé a activar. (Admito que en gran parte el empujón se lo debo a una materia)
Alzo la voz para que mi computadora vuelva: mis fotos, mis poemas, mis canciones, mis ensayos: todo estaba en ese pedazo de metal con microchips. Lo sé soy una idiota por no respaldar mi información. Más idiota aún, los borradores en papel escritos por mis dedos carcomidos por la ansiedad, los quemé hace unos meses porque decidí que los árboles no pagaría más la cuota de mi pluma aprendiz...
Desdichada de mí...
¡Basta de martirio mental! Quizá Pollo no fue tan imbécil y si tomó los datos del señor. En realidad la pobre computadora ya no vale ni $5000 pesos, y eso que hace 3 años me costo más del triple... El punto no es el valor material, lo verdaderamente valioso es que ahí vacié mi dolor, mis alucinaciones, y el poco bagaje cultural que poseo...
Espero vuelva a mí.