BARBERO Y OROZCO

Educación, educación, educación...
Es el sentido tergiversado que persiguen todos: los medios, los académicos, los estudiantes, las escuelas, universidades y demás.

¿Y por qué es que se diluye el verdadero fin entre tanta maroma? Sencillo: se ha olvidado que el ser humano no es una máquina de memorizar y de repetir esquemas.

No soy pedagoga, pero me parece que cualquier persona podría señalar por lo menos 5 deficiencias en el sistema educativo del país.

Se le ha cortado el hilo a la imaginación, se ha suprimido la capacidad de asombro, y en lugar de esto, se atiborra a los alumnos de fórmulas y cánones. Tantos renglones, tantas líneas...

Falta espacio para la reflexión, se nos induce a escupir respuestas estandarizadas. No es raro que las humanidades por tanto sean de flojera, para ñoños y unos cuantos seres extraños. He ahí el problema: hay proyectos, pero éstos no tienen fondo, flotan sobre nada, y les encanta tener un contenido con etiqueta de vaciedad.

¡La educación no es instrucción! Lo repíto por vigésimoséptima ocasión. El ser humano necesita desarrollarse en todos los ámbitos posibles. Si los programas educativos no se adecuan a la exigencias modernas, entonces, ¿por qué seguimos asistiendo como todos unos comodones a las aulas?; ¿tan pocas son las grietas de nuestra corteza cerebral?

Señor Guillermo Orozco: Bien por su análisis. Mal por dejarlo sólo a niveles de investigación, y no llevarlo a la verdadera práctica educativa. ¿Por qué los académicos se deslindan tanto de la academia como detonadora de horizontes? Es como si Platón y el mundo de las ideas se hubiese impreso en sus mentes y ahí es donde ahora habitan. ¡Señores, la idea era que la luz alumbrara el resto de la caverna!...

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