Después de leer el artículo Constructions and Reconstructions of self in virtual reality: Playing in the MUDS, YoVille (un juego del Facebook) vino a mi mente.
He intentado jugarlo, pero simplemente no logro interactuar si el juego sólo me ofrece el ser una rubia con ondas y no una castaña rizada que sí podría asemejarse a mí, además ni le entiendo y me desespera sobremanera. (Creo que soy torpe)
Aún a pesar de mi negativa, es interesante que estos juegos son escapes de la realidad, y más que esto, son ejercicios de interacción, de resolución de problemas de género, raza, edad, ideas, etc.
Se ha comprobado que lo que se logra es entender el cómo se configura un ego ideal, ya no un alter ego, sino que se tiene la posibilidad de estructurar distintas personalidades, las cuales se aprenden a manejar dependiendo del interlocutor, y a la larga, o uno se vuelve loco, o se vuelve un maestro en relaciones públicas, diplomacia, y un perfecto conversador.
La virtualidad se vuelve más real que la realidad, la persona deja de sentirse constreñida por los sistemas y las circunstancias, la posibilidad no existe, existe todo cuanto se desee.
Está denso este asunto. ¿Será que el diálogo con extraños puede suplir a los divanes y terapias?; ¿por fin bajarán las estadísticas a la alza de los psicólogos?; ¿puede la virtualidad, curar la realidad de manera adecuada?
He intentado jugarlo, pero simplemente no logro interactuar si el juego sólo me ofrece el ser una rubia con ondas y no una castaña rizada que sí podría asemejarse a mí, además ni le entiendo y me desespera sobremanera. (Creo que soy torpe)
Aún a pesar de mi negativa, es interesante que estos juegos son escapes de la realidad, y más que esto, son ejercicios de interacción, de resolución de problemas de género, raza, edad, ideas, etc.
Se ha comprobado que lo que se logra es entender el cómo se configura un ego ideal, ya no un alter ego, sino que se tiene la posibilidad de estructurar distintas personalidades, las cuales se aprenden a manejar dependiendo del interlocutor, y a la larga, o uno se vuelve loco, o se vuelve un maestro en relaciones públicas, diplomacia, y un perfecto conversador.
La virtualidad se vuelve más real que la realidad, la persona deja de sentirse constreñida por los sistemas y las circunstancias, la posibilidad no existe, existe todo cuanto se desee.
Está denso este asunto. ¿Será que el diálogo con extraños puede suplir a los divanes y terapias?; ¿por fin bajarán las estadísticas a la alza de los psicólogos?; ¿puede la virtualidad, curar la realidad de manera adecuada?
2 comentarios:
Pues claro. Uno puede ser más uno de lo que se permite sin un monitor de por medio.
Sino pregúntale a Mariana y su yoville amado.
Hola Yuly,
Me encantó tu comentario, yo habá pensado lo mismo sobre cuantas personas se vuelven terapeutas por las interacciones que se tienen en muchas interfases de este tipo.
Y por otro lado sobre la no existencia de tener la identidad que se quiera y vivirla como real.
Excelentes comentarios!!!
Saludos,
Lidia
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